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A mí no me gusta la panocha

Si ha de existir un lugar en Medellín donde más se vendan panochas, es la carrera Cundinamarca con Boyacá. Son las once de la mañana y en este lugar, dos vendedores llevan neveras de icopor en las que conservan su mercancía: postres de tres leches. Unos deliciosos manjares que pasaron de ser repartidos en las fiestas de quinceañeras colombianas a ser vendidos en las calles. Un tercer vendedor llega por su capital, fue recibido con el saludo: “¿Quiere panocha?”. Me sorprendí al ver que en vez de una mujer le entregaron una masa de pan suave, rellena con azúcar y coco, con apariencia de empanada gigante.

@2017 Diseño, fotografía, audios y textos por: Valentina Arango, Mariana Martínez y Andrea Orozco. Mapa y edición de vídeo: Ricardo Castro. Ilustraciones: Luis Jímenez. 

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